No podemos legítimamente condenar la polarización y antagonismo si continuamos expresándonos en términos despectivos, clasistas o por lo menos condescendientes respecto de aquellos que piensan diferente, votan distinto o pertenecen a otras clases sociales; de la misma manera que no podemos señalar a quien responde y vive con rencor cuando ha sido objeto de desprecio por generaciones. Recordemos que re-ncor y re-sentimiento son expresiones re-activas que responden a un agravio previo (real o percibido), por lo que nos toca responder racionalmente y no desde el pre-juicio.
Por lo tanto, para disputar efectivamente el monopolio de la discusión pública debemos evitar replicar el tema y el encuadre que propone el manipulador en cuestión. Resulta necesario establecer una agenda de temas prioritarios y evaluar objetivamente el estado que guardan, recordando en todo momento que, aunque cada quien tiene derecho a su propia opinión, nadie tiene derecho a sus propios datos. Ante la divergencia de interpretaciones, el interlocutor honesto presenta su información, de no hacerlo no tiene sentido perder el tiempo con un gesticulador.
El segundo punto para esta recuperación del valioso espacio de la opinión pública conlleva un supremo ejercicio de voluntad, al negarse a adoptar el papel de antagonista de una ópera bufa. Hay enfrentamientos que se ganan evitándolos sin que esto implique cobardía, sino la sabiduría de que nuestra energía e intelecto pueden ser mejor aprovechadas en otra parte. Esto implica renunciar a volverse aquel que insulta mas frecuente o mas fuertemente en los chats que compartimos, ya que al compartir estos memes y burlas contribuimos a que su protagonista continúe siendo visto, citado, relevante.
Nada se pierde al abstenerse a participar en un concierto de diatribas y dislates, en algunas ocasiones un silencio premeditado e inteligente permite asociar mejor las ideas y afinar las estrategias para presentarlas en el momento apropiado y con interlocutores valederos. En tiempos de incertidumbre, polarización y frustración es cuando virtudes como la prudencia, inteligencia y temperancia pesan doble.
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Nota: Jorge Alatorre es profesor Investigador de la Universidad de Guadalajara (UdeG), candidato a Dr. en Ciencia Política (Purdue) y presidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción.
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Nota del editor:
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